Rin Asano continúa su entrenamiento para llevar a cabo la venganza de la muerte de sus padres con la ayuda de Manji. Sin embargo, ella aún es débil y no tiene suficiente destreza con la espada. Practica con Manji el ataque con lanza, pero sus armas personales son las “avispas doradas”, unos cuchillos pequeños que sujeta entre los dedos para lanzar varios al mismo tiempo y tener más posibilidades de atinar al enemigo. En medio del camino, Rin salva a un niño que está siendo atacado cruelmente por unos bravucones; luego lo acompaña a casa, donde descubre que su padre es uno de los asesinos que mataron a su padre y violaron a su madre…